Desplantes

Ignacio, mi hijo, el que me hace frente, el que me contesta en su dialecto cuando lo reto, el que es capaz de no bajarme la mirada.
Alguna vez creí que era yo el que podía mantener una mirada sin retroceder, y veo ahora en ese tierno cuerpecito que es capaz de plantarse y mantener su postura, por inocente que sea.
Me gana, me obliga a que haga lo que él quiere, aunque para la mirada de los demás parezca un padre severo, por que intimamente es lo que quiero demostrar, pero muy adentro mio sé que él puede hacer conmigo lo que quiera, y a su edad ya me tiene medido.
Lindo nene, de otro bebé no lo hubiera tolerado, pero es mi hijo, (el primero), y se da cuenta de que puede conmigo. Que tranquilamente me puedo dejar pisar por él que no lo voy a decir absolutamente nada.
No hay cosa que me debilite más en mi vida que verlo a él en sus pequeños avances, que ya son muchos y lo notamos los grandes, y se para solito y yo se lo festejo, y me mira, sin entender por qué me alegro.
Sabe que cuando aplaude y baila yo me desmorono, y sabe que ese tipo de actitudes suyas me pueden, entonces aplica esa táctica cuando me ve que estpy enojado.
Ése es Ignacio, el domador.

Las imágenes están discontinuadas, no tienen un orden cronológico, después veo cómo hago para ordenarme un poco mejor. 

Esto es minutos antes del bautismo.... A no desconfiar de los ojos rojos!!  

Novedades

Hace rato que no dejo testimonio de nada.
Hoy dejo escrito las úiltimas noticias.
Sale el primer diente, con todo lo que eso significa, se pone molesto, no quiere comer, pero ahi está asomando tan chiquito y con forma de serruchito. Debe ser doloroso.
Me cuesta enormemente describir las cosas que hace, son demasiadas... y no tengo facilidad de palabras para dejar documentado todo lo que veo todos los días.
Gatea, camina agarrandose de las cosas, sillas, mesa, manteles, camas, etc.
Pero hay una cosa que no puedo evitar contar, y es lo que me llena de satisfacción, me emociona.
Lo veo poco todos los días, lo veo un ratito a la mañana, un ratito al mediodía y un ratito a la noche, y lo me me encanta es que cuando llego a casa, desde donde esté, agacha la cabeza y gatea hasta donde estoy y se trepa por mi pantalón, y levanta los bracitos para que lo alce y cuando lo hago, mira a la madre como diciendo: "llegó mi papá".